Batman, 1966

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Posted by Sebastiana | Posted in , | Posted on martes, diciembre 22, 2009


Actualmente, pasa todos los días en TCM y es quizá una de las más divertidas series de superhéroes. Adam West es el perfecto Bruno Díaz (porque deben aceptar que el doblaje es mucho más chistoso que el audio original) y el más ingenuo, y a la vez astuto, Batman. Con su traje moradito y sus orejitas chistosas pelea contra los mejores villanos- perdón, archi-villanos- no porque sean distintos de los que conocemos en otras adaptaciones, sino por quién los representa: Julie Newmar, Burgess Meredith, Cesar Romero, etc.

El señorito Tapia, o sease Robin o el joven maravilla, es como siempre su fiel compañero. Resuelven misterios, acertijos, trampas y trepan paredes con tanta elegancia como decoro, es decir, con la colección más atinada de chistes malos y forzados que pueda haber, de nuevo, gracias a la elocuentísima traducción. La versión original está llena de juegos de palabras y obviedades, pero el esfuerzo por hacerlos graciosos en español es aún mejor.

Definitivamente, mis momentos favoritos son las peleas. En cada episodio, una vez que logran agarrar a los malos con las manos en la masa, se arman los golpes al ritmo de ZONK!, PUFF!, BUM!, POW!, THWACK! y demás alegres onomatopeyas. Por supuesto, siempre hay un momento de duda en el que creemos que nuestro dúo dinámico perderá, pero nunca nos decepcionan, ni siquiera en aquellos episodios dobles que nos dejan en suspenso (¿Logrará Gatúbela culminar su malvado plan? ¿Podrá el Guasón acabar con el joven maravilla? Entérense mañana a la misma bati-hora y por el mismo bati-canal).

La verdad la trama de cada capítulo es simple y bien babosa, pero los detalles lo son todo. La Mansión Díaz y la Baticueva tienen el mejor equipamiento sin sentido del mundo. El botón de los tubos por los que bajan transformados en superhéroes está escondido en un busto de Shakespeare, y todo tiene letreritos indicadores, ¡con tanta tecnología podríamos confundirnos! Otra maravilla: el cinturón mágico de Batman. Siempre me he preguntado dónde le cabe tanta cosa y cómo es que siempre encuentra lo más adecuado para cada situación, desde antídotos universales contra cualquier cosa, hasta herramientas complicadísimas.

En fin, sólo dura media hora y lo pasan diario, véanlo. ¡GRACIAS TCM!

La tierra sin humanos, documentales de desaparición humana

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Posted by Alejo Cava | Posted in , | Posted on lunes, diciembre 21, 2009


El año pasado se pusieron de moda estos documentales, existen dos series generadas por dos conocidas cadenas, la primera fue Life After People de History Channel y la segunda Aftermath: Population Zero de National Geographic. Utilizaré los títulos originales, porque en español algunas estaciones usan el mismo nombre (la tierra sin humanos) lo cual hace difícil diferenciarlas.
La historia de ambos documentales es la misma, de un día para otro desaparece la población humana de la tierra; no se brinda ninguna explicación al respecto ni importancia, ya que el objetivo del documental es mostrar lo que sucede después, dígase: ¿cómo sería la tierra sin humanos?
Mi parte favorita de ambos documentales es cuando apenas desaparecen los humanos, en Life After People muestran como se empieza a pudrir la comida porque deja de funcionar los refrigeradores de los supermercado debido a que las plantas eléctricas dejan se apagan. Population Zero es más gracioso aún, porque se toman muy en serio la hipótesis de que los humanos "desaparezcan" repentinamente, entonces describen como los aviones en pleno vuelo o que están a punto de aterrizar seguirán su ruta hasta chocar, lo mismo que autos, trenes, barcos, y todo transporte posible. No sé porque un documental se pone a calcular dichas posibilidades, pero lo que sí sé es que es absurdamente divertido.
Quizá pudieron plantear un escenario de gran pandemia o algo que acabe con nosotros que sea más verosímil, pero noté que en ninguno de ambos documentales quisieron detenerse demasiado tiempo con el problema de 6 mil millones de cadáveres y las implicaciones que eso tendría es decir algo bastante asqueroso de hipotetizar, imagine las descripciones: "los gatos y perros domésticos se servirían de sus viejos amos como manjares para sobrevivir." Ahí mi problema, estos documentales no acaban de estar ni en la ficción, ni en la realidad, pero quieren ser muy detallados en cuanto el proceso de deterioro de los restos de las civilizaciones humanas, salvo ese pequeño detalle de que somos seres físicos y no nos vamos a esfumar subitamente, ¿o sí?
Pero dejemos escapar ese problema, y sigamos con la historia. Los humanos se disuelven con el aire, y se narra como la naturaleza, por medio de flora, fauna y fenómenos naturales como tormentas y glaciaciones comienzan a borrar del mapa las huellas de las civilizaciones humanas. En lo personal me gustó más Life After People porque es más nihilista con respecto a nuestros vestigios, menciona como las señales de comunicación de radio y tele se desvanecerán en el espacio, pero que todo desaparecerá al final, Sic transit gloria mundi. Irónicamente, si algo queda serán los monumentos más antiguos: la muralla china y las pirámides de Giza, y uno moderno: el Monte Rushmore esculpido en granito solido en una montaña de Dakota del Sur, el monumento de peor gusto que a alguien se le pudo ocurrir con sus extraños anacronismos, genial legado se deja para la posteridad. Si hay suerte los chimpancés evolucionarán lo suficiente como para tener inteligencia, reconocer dichos vestigios y hacer simio-arqueología. Claro que si eso acontece un hombre del futuro podría aterrizar del espacio exterior y encontrarse con el Monte Rushmore y gritar: ¡Nooooooooooo! Esto si no es que los chimpancés no se esfuman también cuando inventen el Changistory Channel.
Life After People llega hasta los 10,000 años después de los humanos, y como Population Zero fue después quisieron llegar más lejos y se van hasta 25,000. Allí se deja la esperanza de que nuestros vestigios serán encontrados, pero no en la tierra sino en la luna donde ocurren pocos cambios debido a las condiciones del satélite. Algún simio espacial o civilización alienígena podría dar con el carro explorador de las misiones Apolo entre otras baratijas.
Vi ambos, cada uno dura dos horas, y como pueden imaginarse, los documentales me parecen harto entretenidos, aunque eso no signifique que sean magníficos. Lo considero como un ejercicio mental de desapego al género y a la civilización, que nos recuerda que somos algo que surgió del planeta: no algo distinto a él. Nuestras generaciones ya han nacido en medio de la civilización, y salvo aquellos que viven en zonas rurales, muchos de nosotros vemos a la naturaleza como algo ajeno y dominado. La relación del hombre con el entorno como lucha y señorío es algo que se da por sentado, olvidando lo muy difícil que fue lograrlo. Estos documentales intentan recordarlo pero embestidos de una culpa latente.
Pareciera que nos quieren hacer sentir mal por el daño que le hemos causado al planeta; nuestra deuda ecológica. Sin duda somos responsables, pero argumentando con el morbo y sentimientos de responsabilidad malsana no se llegará lejos para crear consciencia.
Aquellos que vivimos en ciudades continuamente deseamos apocalipsis, acaso más los capitalinos, debido al estrés y los reveses que conlleva el mundo moderno, añorando una vida más natural. Pero explotar nuestros deseos de destrucción masiva no van a resolver ningún problema, y esto es algo que podría molestarme de estas series, que pretenden mostrarse como serias, ecológicas y responsables, siendo que no lo son; no van más allá de una paradoja: ¿de qué sirve que veamos una vida sin humanos, si nunca la vamos a ver? Sin embargo, si el propósito del espectador es otro, esto cambia; si a usted le gusta la destrucción, la degradación total del mundo como lo conocemos, la restitución ecológica pero sin ninguna moral o enseñanza, la especulación ociosa, y sobre todo: lo que usted busca no es otra caso más que solo entretenimiento, entonces déjeme decirle una cosa... ¡estas series son oro puro!

Tamborines

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Posted by Sebastiana | Posted in , | Posted on domingo, diciembre 20, 2009


Debo confesar que esta reseña es completamente parcial. No hay fuerza en el Universo (así con mayúscula y todo) que permita algún tipo de objetividad o alejamiento valorativo cuando se trata de estos maravillosos dulces. Para quien no los conozca, estamos hablando de un gran invento. Es como comer miguelitos, pero mucho mejor, debido a la consistencia y, por supuesto, la forma: ¡parecen tambores! Si eso no los maravilla, no sé qué lo hará. (Favor de leer lo anterior con el tono de contundencia adecuado.)

Tienen un diámetro de aproximadamente un centímetro y medio y una altura parecida, la base es más ancha que la parte de arriba, dándoles un tamaño perfecto para que quepan en la boca sin gran dificultad. Por otro lado, morderlos resulta una babosada, porque la consistencia muere. El truco es ponerlos sobre la lengua y esperar a que se desintegren. Se pueden masticar, por si el ácido es demasiado, o deshacer con la lengua. El sabor es una mezcla irresistible de limón, tamarindo, azucar y chile, pero hay que tener cuidado, son tan pequeños y gloriosos (¡Sí, dije gloriosos!), que antes de notarlo ha desaparecido la mitad y el estómago tiende a quejarse.



Por lo general, los he encontrado en bolsas, pero en los lugares adecuados también venden botes. Esos son los que valen la pena. Ahora, hay que ser prudentes; si no les gustan los dulces de chile o las cosas ácidas (además de que están mal), deben abstenerse de probarlos, ya que es una batalla perdida. Sin embargo, si son devotos admiradores del puparindo o de los pelones, la verdad no sé cómo es que no los han probado. Deben amarlos.

El fantástico señor Zorro, Wes Anderson, 2009.

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Posted by Alejo Cava | Posted in , | Posted on viernes, diciembre 18, 2009


De la novela infantil de Roald Dahl: el escritor de Charlie y la fábrica de chocolate y Jim y el durazno gigante, nos llega esta adaptación de Wes Anderson (Rushmore, La vida acuática, los excéntricos Tenenbuam), realizada enteramente en la técnica tradicional de animación conocida como Stop-Motion.
La idea de que Anderson realizara una cinta para toda la familia, lo que en un primer momento resulta desconcertante, pero una vez vista la cinta esto cobra sentido, ya que el director nos tiene acostumbrados a historias sencillas, pero donde la elocuencia de la acción no se encuentra en la complejidad de la trama sino en la profundidad de los personajes, características invaluables para el género.
Es curioso como en sus películas, encontramos a menudo un tono nostálgico, a pesar de que en los eventos no haya sucedido ninguna perdida en particular necesariamente. Sin duda un director de atmósfera, pero que rompe con el cliché de situaciones demasiado planeadas, al contrario, las escenas suelen ser siempre cotidianas en un tono casi cómico, pero la determinación y carácter de los protagonistas suele ser épico, aún si sus proezas son igualmente cotidianas.
Estas tonalidades de Nostálgica y épica las encontramos perfectamente en esta entrega. Nuestro héroe: el fantástico señor zorro se ve obligado a vivir una vida suburbana a sombra de su pasado como auténtico maestro del robo. Una trama clásica de la literatura infantil, siempre capaz de conmover: la búsqueda de la autenticidad, que podemos encontrar en viejos conocidos como El patito feo o Pinocho.
Por esa razón, podría pensarse que la historia no es del interés del público adulto —sin duda es algo que ya hemos visto muchas veces— sin embargo la forma en que se desarrolla la historia y el manejo de los personajes, hace del film algo más que una simple caricatura. La rivalidad entre hermanos (en este caso primos), la relación padre-hijo; tema constante en las películas de Anderson, así como la de parejas inusualmente respetuosas y francas (como la de Anjelica Houston y Bill Murray en la vida acuática) son todas retratadas de un modo casi tan elegantemente artificial... ¡que lo hace muy parecido a las relaciones personales reales! La cinta es redonda al respeto.
Los amantes de la animación tampoco se verán defraudados, en una industria donde el 3D nos ha colmado, se agradece que se utilice en alguna cinta la técnica de frame by frame, que le otorga una plasticidad totalmente orgánica, que viene totalmente a cuento con el contenido de la historia. Una película con una paleta totalmente otoñal, se las ingenia para sorprendernos en varías ocasiones, es destellante: el fabuloso soundtrack siempre tan cuidadosamente seleccionado, las escenas y lugares absolutamente memorables, e incluso el ingenio para burlarse en nuestra cara de las convenciones narrativas de la animación; recurso que Anderson apenas puede utilizar hasta está película.
Un clásico instantáneo, y que además es una buena recomendación de compra, ya que a diferencia de otros filmes, no parece ser cansada para los grandes, que podrán disfrutarla en varías ocasiones con los chicos quienes tienen la insana manía de ver la misma cinta una y otra vez. El fantástico señor zorro se las ingenia para ser profunda y sencilla, disfrutable para todas las edades, así como entre los que son especialistas en Anderson o legos por igual.

Jane Eyre de Charlotte Brontë

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Posted by Sebastiana | Posted in , | Posted on jueves, diciembre 17, 2009


Jane Eyre es una de esas novelas que todo mundo conoce, aunque sea por nombre. Existen muchas adaptaciones que pasan seguido en la tele. Es, quizá, uno de los ejemplos más populares del personaje de la institutriz (sin contar a la terrible señorita Rottenmeier de Heidi).

Las institutrices inglesas en el siglo XIX se caracterizan por ser personajes poco favorecidos, atrapadas entre el mundo de la clase media acomodada, y una serie de comportamientos esperados y de marcadas diferencias sociales, pero con la gran virtud de haber recibido una educación lo suficientemente respetable como para ofrecerles puestos ventajosos en casas decentes. Sin embargo, a pesar de tratarse de ocupaciones respetables, trabajar para vivir las arroja a una situación de tragedia, ya que no se trata de personas que, por su naturaleza o por sus relaciones, puedan considerarse despreciables socialmente, ya que se encuentran rodeadas por comerciantes o propietarios que viven de sus rentas. Por lo general, llenan la descripción irónica que se ofrece en Pride and Prejudice de una accomplished young lady:

"Your list of the common extent of accomplishments", said Darcy, "has too much truth. The word is applied to many a woman who deserves it no otherwise than by netting a purse, or covering a skreen. But I am far from agreeing with you in your estimation of ladies in general. I cannot boast of knowing more than half a dozen, in the range of my acquaintance, that are really accomplished."
"Nor I, I am sure", said Miss Bingley.
"Then", observed Elizabeth, "you must comprehend a great deal in your idea of an accomplished woman."
"Yes; I do comprehend a great deal in it."
Oh! certainly," cried his faithful assistant, "no one can be really steemed accomplished, who does not greatly surpass what is usually met with. A woman must have throrough knowledge of music, singing, drawing, and the modern languages, to deserve the word; and besides all this, she must possess a certain something in her air and manner of walking, the tone of her voice, her address and expression, or the word will be but half deserved."
"All this she must possess", added Darcy, "And to all this she must yet add something more substantial, in the improvement of her mind by extensive reading."

Pero, por desgracia, carecen de la fortuna que les permitiría ser medianamente independientes o prospectos convenientes para el matrimonio. Y no olvidemos qué significa este elaborado destino para una joven sin dote. Uno de los casos más ilustrativos es quizá el eterno temor de Jane Fairfax en Emma, novela de Jane Austen, de enfrentarse por fin a su destino como institutriz. Acostumbrada a una vida acomodada, fruto de la generosidad de sus amistades, se ve de pronto enfrentada a su realidad, descrita siempre en tono triste o de fatalidad. En contraste, en esa misma novela tenemos el caso de la señorita Taylor, antigua institutriz de Emma, quien recibió una oferta de matrimonio, que le confiere un estatus mucho más elevado que el que tenía, incluso con respecto a la relación que mantenía con la propia Emma, sin importar cuánto pesar significa para Mr. Woodhouse.

Jane Eyre se convierte, precisamente, en la institutriz por excelencia, detenida en una posición de subordinación o servidumbre, pero nunca en calidad de sirvienta, a pesar de la cualidad doméstica de su trabajo. Balancéndose entre una posición social disminuida y el reconocimiento de sus cualidades tanto mentales como espirituales, se convierte en tortura para el sr. Rochester al convenir con un modelo de perfección femenina que dista mucho de la frivolidad o el derroche de encantos vulgares o simples. El papel que desempeñan las institutrices en la vida familiar descrita en este tipo de historias resulta muy interesante, si nos preguntamos qué tan presente o tan inminente resulta para las propias autoras, sobre todo en el caso de Charlotte Brontë. En especial si tomamos encuenta los resagos góticos que no pierden del todo el contorno y que se juegan entre el misterio y los elementos sombríos, sobrenaturales e incluso paganos o míticos que conforman y le dan profundidad a los personajes.

El estilo de la novela es muy peculiar, ya que está escrita en primera persona y bajo el tono de confidencia. Es, al parecer, la autobiografía de una institutriz de no más de 19 años cuya vida se ve teñida de infortunios y pruebas a su carácter. Los primeros párrafos abren el camino de esta serie de circunstancias poco prometedoras, pero que, si el "lector" como nos llama la autora, es lo suficientemente perspicaz, sabrá que algún cambio en el recorrido justificará la narración. La primera oración abre un campo de reflexiones que engloban el resto de la obra, una mezcla de contrastes entre el exterior y el interior, ya sea en cuanto al tema hogar/caminos o mente/cuerpo: "Aquel día no fue posible dar un paseo".

Charlotte Brontë describe muy bien a una primera institutriz que trabaja para la sra. Reed, tía de Jane, y las labores que le corresponden. Por otro lado, en un momento muy característico y memorable, Jane es puesta en contraste con la supuesta prometida de su "amo", el sr. Rochester, quien, junto con otras jóvenes de buena familia reprueban la mera presencia de nuestra heroína y se mofan de los defectos y calamidades de este tipo de empleadas. Incluso, se jactan de su mal comportamiento y de las maldades a las que sometían a sus propias maestras. Éste es, probablemente, uno de los puntos más interesantes de contraste que revelan una gran cantidad de incongruencias asociadas a la petulancia y la afectación de este tipo de mujeres, que, de acuerdo con el resto de la historia, resultan en el fondo inferiores.

Si no se quiere caer en una lectura fácil, es importante tomar en cuenta una serie de elementos: En primer lugar, no es simplemente una historia de amor, aunque la base fuerte de la historia, o el hilo conductor sea, hasta cierto punto, la relación que mantiene Jane Eyre con el sr. Rochester. Por otro lado, a pesar de que muchas novelas de esta época, o incluso actuales, tengan como tema el amor, las interrelaciones, el matrimonio, etc., no hay que perder de vista que es sólo una parte entre otras de un largo proceso. La vida se presenta como algo ineludible lleno de grandes peligros y tragedias que van dando forma al espíritu, a la mente e incluso al corazón de las personas. Creo que, tanto en la forma en que está escrita la novela y descrito su personaje principal, no es posible ignorar la exortación a convertinos, sin importar cuantas tormentas se nos presenten, en nosotros mismos. Está presente un conjunto de temas morales muy interesantes que se entretejen en la controversia naturaleza/cultura o razón/sentimiento que parece siempre inundar muchas de las consideraciones con respecto a lo bueno y lo malo, a lo adecuado o inadecuado de la conducta. Es curioso cómo en esta obra se superponen los criterios y se aboga sutilmente por un equilibrio interesante entre los extremos representados por los dos pretendientes de nuestra heroína. Sin embargo, no es ninguna casualidad que encontremos este tipo de discusiones cuando el centro de la historia es precisamente un personaje que desafía los patrones convencionales tanto de la belleza, como de la fortaleza y la originalidad intelectual. Es decir, de una cierta superación de la irracionalidad de los prejuicios sociales y de sus conductas vacías, pero siempre con el cuidado preciso de respetar la norma. En este caso particular, encontramos que la norma se determina por un fervor religioso muy específico, pero que no se queda nunca en el simple dogma. Creo que si se observa con atención el comportamiento de Jane a lo largo de su complicada toma de decisiones, encontramos que la observancia de la ley es siempre resultado de una reflexión no desprovista de ese otro elemento que obedece más a la pasión que al frío cálculo.

En pocas palabras, como muchos otros clásicos, no se agota en el prejuicio común de la literatura femenina o de película dramática y cursi para tarde de domingo. Es, además, uno de esos enriquecedores ejemplos de novelas que transitan por distintos modelos o épocas y que no puede presindir de rasgos y temas góticos, pero que están ya muy alejados de su verdadero contexto (si es que existe algo así como un contexto "verdadero").

Morrissey, recent live performances

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Posted by Alejo Cava | Posted in , | Posted on miércoles, diciembre 16, 2009



Los Smiths constituyeron uno de los pilares musicales ingleses de la decada de los ochenta. Su repertorio musical está plagado de clásicos y el recuerdo de mucho de nosotros está acompañado por más de una de sus canciones. Sin embargo, si el profundo sentimiento de sus letras, y sus bellos arreglos que yo consideraría como teatrales son ya de por sí relevantes, lo son más las actuaciones de su líder, que se ha destacado como solista desde hace ya algunos añitos, el tremendo Steven Patrick Morrissey.
Su inconfundible tono musical es el escenario vocal de sus grandes interpretaciones, cargadas de sentimentalismo, mágico histrionismo y profundidad que solamente los años pueden dar. Por su actitud y atuendo parece más un cantante de los grandes años del swing que de rock, pero no se dejen engañar, el viejo Moz ha estado en el escenario pesado desde antes de que nosotros pudiéramos decir "i am the sun, i am the earth."
Sin embargo esta reseña, va dedicada a las actuaciones en vivo del gran Moz, las cuales ustedes pueden asaltar gratuitamente en Youtube. Hay una gran diferencia entre escuchar las grabaciones, y verlo actuar; sin que les falte algo a las primeras, pero ver a Moz entregarse al público redimensiona por completo toda la obra. Estoy convencido de que los años de experiencia han potenciado las habilidades de este gran señor de Lancashire. Si importar si las canciones son recientes como You have killed me o First of the Gang To Die o grandes clásicos como Everyday is like Sunday, There is a light that Never goes Out, Girlfriend in a Coma (note la elegancia del señor en dicho video por favor) o Suedehead (compare la interpretación actual con la de hace poco más de alguna década y notará la increíble diferencia). No incluyo interpretaciones de How soon is now? por ser una canción en la que el cantante no tiene tanto protagonismo.
Me parece que los años le han dado profundidad y experiencia a sus actuaciones, y que si antes era buena ahora es mucho mejor, en los enlaces encontraran dichos actos, y al seleccionarlos me cuidé que tuvieran una calidad respetable. Sin embargo es una muestra muy pequeña de sus obras. Esta reseña, es una invitación para explorar esta faceta de Moz si acaso no la conocen, o de toda su obra musical si es que no han tenido el privilegio de experimentarla.

MUFI: Museo de la Filatelia, Oax.

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Posted by Sebastiana | Posted in , , | Posted on martes, diciembre 15, 2009


Probablemente una de las colecciones más populares en LA vida y EL universo sea la de timbres postales. Parece un hobbie de abuelito o de personaje extraño de película de Hallmark, quizá algo que logra por fin unificar a ese padre e hijo que sufren taaaanto por las vicisitudes y las terribles consecuencias de la negligencia, pero que, afortunadamente, logran resolver sus diferencias a través de una actividad ajena que aleje la atención de los problemas. ¿Quién no se queda picado en las tramas emotivas de ese tipo de películas? ¡A ver niéguenlo! Pero, regresemos al asunto principal: las colecciones, ah no, los timbres postales. Otro día hablaré de colecciones, ¡tengo muchas opiniones al respecto!

En la ciudad de Oaxaca de Juárez (porque, ¿de quién más podría ser?), sobre la calle de Reforma, en el centro, se encuentra el MUFI. De todos los museos y sitios turísticos de esta ciudad, ¿por qué visitar un museo de filatelia? En primer lugar, porque los timbres son maravillosos, y, en segundo, porque tiene una tienda elegantísima. En sí la tienda no es elegante, pero venden cosas muy bonitas, a pesar de la actitud terrible del que la atiende y su lentitud extrema. Aunque todos sabemos que en provincia la vida es mucho más- no, no encuentro eufemismos apropiados- lenta.

No quiero hablar de la parte histórica del Museo, para eso tiene una página en internet, pero diré que no tiene muchos años y se creó a partir de una exposición temporal y de la donación de la colección privada de Alfredo Harp Helú, que sirve como exposición permanente. El museo cuenta con una sala llena de timbres, postales, sobres, cancelaciones y cartas personales, algunas incluso de personajes como Frida Kahlo. También hay una biblioteca y una serie de salas para exposiciones temporales y talleres.


La decoración es simple y tiene este toque mexicano-contemporáneo-cactus y paredes blancas-renovación de una casa antigua, muy característico de los museos recientes. Tiene detalles en las paredes y trata de ser, hasta cierto punto, semi-interactivo. En la primera sala se encuentra un gran mapa del mundo con numeritos que corresponden a los timbres colocados en las paredes de acuerdo al lugar del que provienen, y te invitan a que los localices.

El lugar no es muy grande y se recorre rápidamente, aunque para ver a detalle toda la colección se requiere un par de horas. Cuando se coleccionan cosas se aprende a detenerse en las cosas pequeñas, en las ligeras diferencias que le dan un valor muy característico a cosas tan simples como pedacitos de papel.

Es una lástima que el correo haya caído en desuso, las facilidades electrónicas nunca podrán superar la emoción de recibir una carta o una postal. A pesar de ahorrarte el proceso de ir al correo o tener que esperar a que lleguen, comprar timbres e interactuar con las nunca amables señoritas de las oficinas postales; la falta de inmediatez genera expectativa y, en algunos casos, reflexión. Además, saber que alguien se tomó la molestia de pasar por todo el númerito, sólo para ti, es siempre más agradable que recibir un e-mail en cadena.

Leave it to Lamas: el reality de Lorenzo Lamas

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Posted by Alejo Cava | Posted in , | Posted on lunes, diciembre 14, 2009

¿Se acuerdan cuando las celebridades de categoría B empezaron a sacar sus reality shows familiares y de hecho era entretenido verlos? The Ousbournes se acabó hace como cinco o seis años, y ahora cada uno de los integrantes se mueve fuera y lejos de dicho formato que los puso en el mapa. Sharon tiene negocios, Jack adelgazó, Kelly casi ganó Dancing with the Stars haciendo una destacada actuación para su personalidad tipo Tom Boy y Ozzy sigue igual, gritando: "Shaaaaaron." Incluso Hogan agarró el final de la ola y se alcanzó a subir, logrando posicionar a su hija Brooke en los medios de la farándula. Sin embargo ese show duró poco tiempo, quizá porque el mismo Hogan aceptó que la modita había terminado. Incluso las conejitas de la mansión Playboy tuvieron un buen rato haciendo su show, y nos mostró una faceta más realista del octogenario y famoso Hugh Heffner.
El único que no se enteró de que los realities domésticos se murieron a la mitad de la década fue Lorenzo Lamas. Si usted no sabe quien es Lorenzo Lamas usted no veía la tele de los ochenta. Actor de telenovela y de películas malerrimas, el doblaje mexicano de los Simpsons solía burlarse de él, aunque en realidad (en este clip) lo confundían con Richard Simmons por alguna extraña razón.




En breve el señor Lamas representa lo más "Tacky" de Hollywood, el patán por antonomasia, macho de inteligencia neutral, que maneja motocicleta dentro y fuera de escena, su personaje es ser sí mismo. Por supuesto que Lamas ha sido nominado a los Raspberry Awards (los anti-oscares) como peor actor por la película Body Rock. Quizá su mayor logró fue interpretar a Reno Raines en la serie Renegado, un clásico de las noches del canal 4. El señor se ha casado y divorciado en cuatro ocasiones, dejando senda prole, de la cual solo un hijo, una hija y una ex-esposa aparecen en su nuevo reality. ¿Qué gusto, creatividad o imaginación puede tener el señor Lamas? No el suficiente para predecir que es un segundón a la hora de aparecer en un Reality, vi dos episodios en E! y con eso me bastó. En el show ni siquiera convivió con los hijos, al parecer los verdaderos protagonistas de la historia. Los meninos, son la clásica basura de hollywood, salen a parrandear y no parecen estar interesados en estudiar o trabajar. Ni siquiera perecen tener gusto en sus amistades o lugares que frecuentan. Son como el resto de los hijos de los famosos de los otros realities, solo que peor. Usted puede pensar entonces que este show es tremendo material para humor involuntario: se equivoca. Está tan asimilada la noción de familias de Hollywood egocéntricas y maniacas, que esto solo es un intento más de revivir viejas carreras y viejos formatos. La producción del programa quiere sugerirnos esto pero fracasa rotundamente. Su patetismo es evidente, y aunque ustedes no lo crean sí me sirvió para algo; para confirmar que los realities familiares están efectivamente terminados.

Bubulubu congelado

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Posted by Sebastiana | Posted in , | Posted on domingo, diciembre 13, 2009



Debo pronunciarme en contra de esta aberración. Nunca jamás había cometido la estupidez de probar un bubulubu congelado. Tal vez exagero un poco, la sabiduría popular no se equivoca demasiado (sí... claro), pero no he probado algo tan decepcionante desde hace muchos años. El chiste de esta golosina (sí, ¡me encanta esta palabra!) es su textura... fácil de morder y los sabores que se van combinando conforme los masticas. El chocolate se mezcla con la jalea y el malvavisco neutraliza las orillas sin limar... En general siempre había encontrado sospechosa esta sugerencia... ¿Cómo es posible mejorar un bubulubu? No creí que fuera cierto, además, claro, de que no tengo la paciencia suficiente para postergar el momento de consumo maravilloso de productos chocolatosos.

¿Que cuál fue la decepción? ¿No la saben ya? ¡Un bubulubu congelado es incomible! El chocolate, que obviamente no es ya chocolate, sino alguna imitación más barata, como con todos los chocolates actuales, sabe aún peor, porque el frío destaca la composición grasosa y te deja una sensación pastosa sobre el paladar. La jalea se congela y se solidifica como caramelo y no se mezcla con las demás partes, ni siquiera se puede morder, ¡es una tortura! El malvavisco también se pone más duro y sólo se queda ahí sin mucho chiste.

Quizá la idea original consista en sólo enfriarlo un poco, tal vez así adquiere propiedades mágicas, no lo sé, tendré que hacer la prueba. Pero el congelador, definitivamente, no es la mejor opción. A menos, claro, que la intención sea arruinar ese maravilloso dulce de semáforo en el tráfico a medio día.

Estoy tan decepcionada que creo que no volveré a comer bubulubus en mucho tiempo, aún no supero la mala experiencia. Tuve que dejar que se ajustara a la temperatura regular de la tarde, que no era tampoco demasiado calurosa, y ya pude comérmelo. Aún así, las consecuencias del descongelado tampoco fueron buenas... Una vez que el intento de chocolate se pone pastoso, ya no hay regreso.

Café Juan Valdez

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Posted by Alejo Cava | Posted in , | Posted on sábado, diciembre 12, 2009

Presentación

Bienvenidos. Aquí reseñamos cosas, porque somos personas a las que les gustan las cosas. Causa sorpresa encontrar gente a las que no le gusta mucho las cosas. —Oye, ¿qué opinas de esto o aquello? —No sé, me da igual— responden; opinión que deja perplejo.
No es tanto que no les gusten las cosas, sino que no les gusta verbalizar; me gusta explicarme, es una suerte de pereza mental. La definición causa conflicto en nuestra sociedad de representaciones, y quizá sea lo único que pueda salvarnos. Un mundo que se vacía cada vez más de palabras, lo único que queda para llenar ese vacío lingüístico son meras sensaciones, explotadas por la publicidad y la mercadotecnia. En otras palabras; nos están condicionando como ratas de Pavlov, (ya sé que son perros). Los discursos articulados son la única herramienta que nos pueden distinguir de la arbitrariedad de los sentidos, y de aquellos que los manipulan. Pero no pretendo que este espacio sea una mera crítica al liberalismo económico, sino un lugar de gustos y también de ideas. Mire, aunque reseñemos cosas triviales, pasadas de moda, o simplemente irrelevantes, no dejan de tener la necesidad de ser correctamente ponderadas, al igual que el resto de cosas que son verdaderamente importantes. Más aún, ¿cómo sabremos que es importante si ni siquiera lo discutimos? Pásele, aquí lo iremos descubriendo.


Café Juan Valdez

En honor a la simetría de bebidas aromáticas, y rindiendo tributo a mi bebida favorita, mi primera reseña se la dedico al mejor café del mundo. Este café no es otro sino que el de Juan Valdez, nombre que le viene del personaje que simboliza al hombre trabajador colombiano (digamos como el Juan Perez en México). El café es producido por la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, considerada la ONG rural más grande del mundo. Esta organización
agrupa a miles de familias colombianas dedicada a la cosecha, procesamiento y distribución del café; el producto nacional del país. Suficiente de organizaciones e idiosincracias nacionales. Durante años el café colombiano se ha hecho reputación internacional, muchos le otorgan la distinción de ser el mejor del mundo. Sin embargo, hasta hace algunos años encontrar este producto era engorroso en México; o se iba al mercado de Medellín en la Roma, o se iba a tiendas gourmets de centros comerciales a precios elevados y aspiracionales. Hace apenas unos años, la Federación se encargó de distribuir su producto en una presentación más práctica (las bolsitas rojas de plástico sellado), y desde entonces se puede conseguir más fácilmente en tiendas de autoservicio (a veces). Debido a que el producto no es tan conocido en estas latitudes, tiendas como Wallmart o Superama lo hacen aparecer y desaparecer intermitentemente con precios que igualmente suelen fluctuar por razones desconocidas, si usted tiene la oportunidad de ver uno de estos paquetitos
y tiene la disposición de probar un gran café, no desperdicie la oportunidad y póngalo en su carrito de super.
Un café bien hecho es rico en aromas, debe "oler" a muchas cosas. Algunas personas incluso, identifican el olor con el de la mujer (de ahí el nombre de la famosa novela), sin embargo también puede oler a maderas, tierra, flores, frutas, perfumes, etc. Debido a estas combinaciones, a veces el café contiene olores inusitados, pero tejidos en el aroma del café mismo. Es como si el "olor a café" solamente fuera la base de los aromas, y lo que realmente habla son estos aromas adicionales. Un café que no huele y que solo sabe a café, es un mal café. Los americanos gustan de esos olores fuertes, como de cafetería de carretera, servido en tazas enormes, ese café de oficina, que sirve para estar despierto nada más. Ese es café de caballos. Si usted visita Colombia, no pida "americano", pida un "tinto", es decir un café negro, ¡ah! y no se sorprenda si le sirven en una taza pequeña. Así se toma. Porque los estados de conciencia alternos generados por altos insumos de cafeína no es lo que se busca, sino la sutileza del aroma. Otra idea al respecto de la taza chica, —consideración especial para los adictos— es tomar muchas dosis pequeñas durante el día, en lugar de pocas en grandes dosis.
Otra mala concepción del café es que se le suele considerar irritante. Sin embargo, esta propiedad es solo de los cafés malos, un buen café es suave con el estómago, en ese aspecto el Juan Valdez es estupendo. Se suele desconocer también que la intensidad del café no sólo responde a la cantidad; que tan denso o espeso sea la preparación, sino a la variedad de café en sí mismo. Los cafes suaves suelen ser de tierras bajas o medías, y los más pesados de tierras altas y alcalinas. El Juan Valdez es amable con el lego y señala con propiedad de qué tipo de suelo es esa variedad en particular, haciendo sencilla la selección.
El Juan Valdez no solamente recoge las propiedades del buen café, al ser aromático, suave con el estomago, sabores claros y nítidos, nunca demasiado blando ni tampoco chamuscado, sino que también pretende exportar esta cultura cafetera. Es agradable que sea asequible (según la bondad de los hados) y al mismo tiempo un producto de excelente calidad. Se extraña que su disponibilidad no sea más constante, y que no exista una tienda Juan Valdez en México aún, pero es que "no hay mercado". Claro que no hay: ¿Cómo va a haber si la gente no ha probado un buen café en su vida?

Harrods Fruit Flavour Tea: Mango with Flowers Loose Leaf

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Posted by Sebastiana | Posted in , | Posted on viernes, diciembre 11, 2009


"A rich black tea with ripe mango flavour".

Aquí reseñamos cualquier cosa... ¡Porque nos gusta quejarnos! Bienvenidos.

Como toda introducción respetable y decente requiere cortesía y buenos modales, usaré palabras bonitas para presentar la primera reseña: ¡Es que aaaaamo el té! Ok, de acuerdo, no fueron tan bonitas, pero es que en verdad lo amo. Aunque no hay que engañarnos, no todas las bolsitas de la despensa de su abuela son té, ni todo lo que venden sabe bien.

Desgraciadamente, nuestra experiencia con el té se relaciona con enfermedades y momentos poco halagadores de la vida cotidiana, lo aburrido de la manzanilla y lo común de la hierbabuena. Esto, como pueden inferir, es una verdadera tragedia, y ni se diga del té negro... todas las versiones comunes saben a jabón, ese sabor dulzón terrible que se pega en el paladar y amarga todo lo demás.

Para olvidar este espantoso recuerdo (querido lector, trate de evitar el té negro La pastora, ¡por lo que más quiera!), los invito a probar el té de mango de Harrods. Los extraños caminos de Dios, el destino, el cosmos o lo que más les guste, trajeron a mí este maravilloso té. Pero hay que tomar en cuenta un detalle: debe ser "loose leaf", porque los de bolsita saben más a té verde... Pero si les gusta más ese tono, adelante.

Por lo general, siempre que pruebo un té nuevo, aunque no pueda quejarme, no le encuentro nada novedoso, sólo agradezco que sepa a té y no a cartulina, las sorpresas desagradables no son nunca bonitas. Verán, era una mañana algo fría de noviembre, de esa especie que conspira con las cobijas para no dejarte salir de la cama, cuando, luchando infructuosamente contra el frío y el sueño, escuché a lo lejos el siempre alentador silbido de la tetera... Está bien, quizá no fue tan elegante, pero así se oye más bonito. Frente a mí, de pronto, apareció una latita verde con un diseño coquetísimo que amable me pedía (seguramente con tono inglés y todo) que probara su contenido. No pude negarme, como probablemente nadie prudente lo haría, y puse un poco a reposar en agua caliente. Después de un par de minutos me acerqué a la taza, porque el irresistible aroma del vapor que llegaba hasta a a mí me tenía tan hipnotizada que podría haberme convencido de forma inevitable de que era momento de matar a millones de personas. Por fortuna no soy una persona muy activa así me dispuse a comprobar si aquello correspondía al sabor. Muchas veces, sobre todo con este tipo de tés, no hay una relación demasiado fuerte entre la información del olfato y la del gusto. Tiende a ser decepcionante, pero en esta ocasión, para mi sorpresa, no hubo prometas rotas: ¡el té realmente sabe casi tan bien como huele! La única fuente de pesar vino cuando alcancé a ver el fondo de la taza... preludio terrible del gran final... Bueno, no hay nada que preparar un poco más no arregle, así que, obviamente fui por una segunda taza, y para quien crea que las secuelas nunca son buenas, debo avisarle que cuando se trata del té de mango, se equivoca rotundamente.

No entraré en detalles sobre el sabor, porque acabaré sólo diciendo mmmm... té... Mejor simplemente los invito a probarlo y quedar completamente hipnotizados como yo.