Posted by Alejo Cava | Posted in ★★★★Al extremo, Coffee | Posted on sábado, diciembre 12, 2009
Presentación
Bienvenidos. Aquí reseñamos cosas, porque somos personas a las que les gustan las cosas. Causa sorpresa encontrar gente a las que no le gusta mucho las cosas. —Oye, ¿qué opinas de esto o aquello? —No sé, me da igual— responden; opinión que deja perplejo.
No es tanto que no les gusten las cosas, sino que no les gusta verbalizar; me gusta explicarme, es una suerte de pereza mental. La definición causa conflicto en nuestra sociedad de representaciones, y quizá sea lo único que pueda salvarnos. Un mundo que se vacía cada vez más de palabras, lo único que queda para llenar ese vacío lingüístico son meras sensaciones, explotadas por la publicidad y la mercadotecnia. En otras palabras; nos están condicionando como ratas de Pavlov, (ya sé que son perros). Los discursos articulados son la única herramienta que nos pueden distinguir de la arbitrariedad de los sentidos, y de aquellos que los manipulan. Pero no pretendo que este espacio sea una mera crítica al liberalismo económico, sino un lugar de gustos y también de ideas. Mire, aunque reseñemos cosas triviales, pasadas de moda, o simplemente irrelevantes, no dejan de tener la necesidad de ser correctamente ponderadas, al igual que el resto de cosas que son verdaderamente importantes. Más aún, ¿cómo sabremos que es importante si ni siquiera lo discutimos? Pásele, aquí lo iremos descubriendo.
Café Juan Valdez
En honor a la simetría de bebidas aromáticas, y rindiendo tributo a mi bebida favorita, mi primera reseña se la dedico al mejor café del mundo. Este café no es otro sino que el de Juan Valdez, nombre que le viene del personaje que simboliza al hombre trabajador colombiano (digamos como el Juan Perez en México). El café es producido por la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, considerada la ONG rural más grande del mundo. Esta organización
agrupa a miles de familias colombianas dedicada a la cosecha, procesamiento y distribución del café; el producto nacional del país. Suficiente de organizaciones e idiosincracias nacionales. Durante años el café colombiano se ha hecho reputación internacional, muchos le otorgan la distinción de ser el mejor del mundo. Sin embargo, hasta hace algunos años encontrar este producto era engorroso en México; o se iba al mercado de Medellín en la Roma, o se iba a tiendas gourmets de centros comerciales a precios elevados y aspiracionales. Hace apenas unos años, la Federación se encargó de distribuir su producto en una presentación más práctica (las bolsitas rojas de plástico sellado), y desde entonces se puede conseguir más fácilmente en tiendas de autoservicio (a veces). Debido a que el producto no es tan conocido en estas latitudes, tiendas como Wallmart o Superama lo hacen aparecer y desaparecer intermitentemente con precios que igualmente suelen fluctuar por razones desconocidas, si usted tiene la oportunidad de ver uno de estos paquetitos
y tiene la disposición de probar un gran café, no desperdicie la oportunidad y póngalo en su carrito de super.
Un café bien hecho es rico en aromas, debe "oler" a muchas cosas. Algunas personas incluso, identifican el olor con el de la mujer (de ahí el nombre de la famosa novela), sin embargo también puede oler a maderas, tierra, flores, frutas, perfumes, etc. Debido a estas combinaciones, a veces el café contiene olores inusitados, pero tejidos en el aroma del café mismo. Es como si el "olor a café" solamente fuera la base de los aromas, y lo que realmente habla son estos aromas adicionales. Un café que no huele y que solo sabe a café, es un mal café. Los americanos gustan de esos olores fuertes, como de cafetería de carretera, servido en tazas enormes, ese café de oficina, que sirve para estar despierto nada más. Ese es café de caballos. Si usted visita Colombia, no pida "americano", pida un "tinto", es decir un café negro, ¡ah! y no se sorprenda si le sirven en una taza pequeña. Así se toma. Porque los estados de conciencia alternos generados por altos insumos de cafeína no es lo que se busca, sino la sutileza del aroma. Otra idea al respecto de la taza chica, —consideración especial para los adictos— es tomar muchas dosis pequeñas durante el día, en lugar de pocas en grandes dosis.
Otra mala concepción del café es que se le suele considerar irritante. Sin embargo, esta propiedad es solo de los cafés malos, un buen café es suave con el estómago, en ese aspecto el Juan Valdez es estupendo. Se suele desconocer también que la intensidad del café no sólo responde a la cantidad; que tan denso o espeso sea la preparación, sino a la variedad de café en sí mismo. Los cafes suaves suelen ser de tierras bajas o medías, y los más pesados de tierras altas y alcalinas. El Juan Valdez es amable con el lego y señala con propiedad de qué tipo de suelo es esa variedad en particular, haciendo sencilla la selección.
El Juan Valdez no solamente recoge las propiedades del buen café, al ser aromático, suave con el estomago, sabores claros y nítidos, nunca demasiado blando ni tampoco chamuscado, sino que también pretende exportar esta cultura cafetera. Es agradable que sea asequible (según la bondad de los hados) y al mismo tiempo un producto de excelente calidad. Se extraña que su disponibilidad no sea más constante, y que no exista una tienda Juan Valdez en México aún, pero es que "no hay mercado". Claro que no hay: ¿Cómo va a haber si la gente no ha probado un buen café en su vida?
Yo creo que la idea era meterlo un poco al refri para que no estuviera tan aguado pero ps coneglado nel, mejor te compras una paleta de hielo.
Muchas felicidades por este nuevo blog, no solo tiene un diseño fino, sino que la redacción es impecable, que gusto que se den el tiempo de hacer estas cosas...
No se nada de café pero este post me ha instruido en varios aspectos al respecto y sobre todo me antojó mucho el café Juan Valdez.
Tolonche y Miguel Ángel, muchas gracias por sus atentas y amables visitas. ¡Procuraremos seguir escribiendo con lo mejor que tenemos!
Un saludo.
Muy cierto. Yo que sólo había probado café mexica odiaba el café. El café colombiano no es que me encante, pues no suelo disfrutar demasiado los sabores amargos, pero por lo menos me parece bebible.
Si bien es cierto que el café colombiano es bueno sobremanera...tampoco hay por que despreciar a nuestro cafe mexicano, que es cierto que en los supermercados se encuentran marcas malas e imbebibles, que saben a fabrica y metal; y huelen a todo menos a cafe... tambien es cierto que hay algunas marcas de chiapas, de la sierra de Puebla o de Oaxaca y de otros tantos estados del sur de México, que son un verdadero deleite al paladar, todo es cosa de buscar un poco...