Tamborines

Posted by Sebastiana | Posted in , | Posted on domingo, diciembre 20, 2009


Debo confesar que esta reseña es completamente parcial. No hay fuerza en el Universo (así con mayúscula y todo) que permita algún tipo de objetividad o alejamiento valorativo cuando se trata de estos maravillosos dulces. Para quien no los conozca, estamos hablando de un gran invento. Es como comer miguelitos, pero mucho mejor, debido a la consistencia y, por supuesto, la forma: ¡parecen tambores! Si eso no los maravilla, no sé qué lo hará. (Favor de leer lo anterior con el tono de contundencia adecuado.)

Tienen un diámetro de aproximadamente un centímetro y medio y una altura parecida, la base es más ancha que la parte de arriba, dándoles un tamaño perfecto para que quepan en la boca sin gran dificultad. Por otro lado, morderlos resulta una babosada, porque la consistencia muere. El truco es ponerlos sobre la lengua y esperar a que se desintegren. Se pueden masticar, por si el ácido es demasiado, o deshacer con la lengua. El sabor es una mezcla irresistible de limón, tamarindo, azucar y chile, pero hay que tener cuidado, son tan pequeños y gloriosos (¡Sí, dije gloriosos!), que antes de notarlo ha desaparecido la mitad y el estómago tiende a quejarse.



Por lo general, los he encontrado en bolsas, pero en los lugares adecuados también venden botes. Esos son los que valen la pena. Ahora, hay que ser prudentes; si no les gustan los dulces de chile o las cosas ácidas (además de que están mal), deben abstenerse de probarlos, ya que es una batalla perdida. Sin embargo, si son devotos admiradores del puparindo o de los pelones, la verdad no sé cómo es que no los han probado. Deben amarlos.

Comments (2)

¡Oda al tamborín!

¡No solo es un canto, también un manual de instrucciones para la máxima experiencia!

"Gloriosos" me parece muy justo.