Posted by Alejo Cava | Posted in ★★its o.k., Antojito | Posted on sábado, febrero 13, 2010
Ayer fui a probar las tlayudas, un antojito típico de la región central de Oaxaca, aunque ahora se ha difundido y en la región del Istmo también se respeta venerablemente.
Consiste en una maxi-tortilla, yo calculo que de unos 40 cms de diámetro, y que se dobla a la mitad para formar un semi-círculo o super-quesadilla. El interior tiene los condimentos típicos que encontramos en otras preparaciones mexicanas: frijoles, bistec (allá le llaman tasajo), quesillo, rajas, etc.: dígase hay diversidad de tlayudas y por lo tanto la pregunta: ¿de qué es tu tlayuda? es gastronómica y lingüísticamente viable. En resumén: tiene el tamaño de una pizza, se dobla como quesadilla y contiene los elementos de unos tacos de canasta.
Como es buena costumbre del antojito mexicano, la diferencia específica de cada platillo no se determina por su contenido sino por su presentación, y más en concreto la forma y consistencia de la tortilla; algo puede ser huarache, flauta, tostada, quesadilla o taco dependiendo de la forma y tratamiento de su empaque de masa, alias: si es cónico, aplastado, cucurucho, frito, seco, aceitado, de maíz o harina. Las tlayudas no son excepción, si no fuera por la consistencia dura y blanda a la vez de su peculiar tortilla, sería una súper quesadilla algo así como: el ipad de los tentempiés mexicanos.
La tlayuda es particular: su masa de maíz es un estado intermedio entre una tostada y una tortilla, flexible pero es crujiente y como el bambú, aunque duro, se dobla pero no se rompe. Sabe a tostada pero se siente como tortilla convencional, e incluso está un poco chamuscada, como de esa tortilla negra de esas que, dicen, son buenas para limpiarse los dientes. La indecisión de la tlayuda por no acabar siendo nada acabó por hartarme, estoy acostumbrado a mis polos blandos y duros de taquito o tostada (note la similitud entre la fonética de los platos y su dureza). Ni la extraña consistencia infiel de la tlayuda, ni que supiera a tortilla quemada, ni que fuera gigante me encantó. No creo que sea un mal platillo, solamente que a mi no me enloqueció y debo ser franco al respecto, pues en este tipo de comida lo más importante es que uno muera por ello: el género "antojito" conlleva una apreciación muy subjetiva y por lo mismo puedo comprender que a alguien le guste mucho. Por ejemplo, me recuerda como ese sol duro de Oaxaca y sus platos arrieros como de tierra que quema, a eso sí sabe la tlayuda y puedo comprender que haya quien mueran por probarla, es de esos platos nostálgicos, de los que saben a toda una vida si es que uno se ha criado con ellos. Le cae bien a los oaxaqueños en su tierra, y mejor aún cuando están fuera de ella y estoy seguro que también a muchos entusiastas de la comida del sur, pero para un chilango de taquito suave, esa tortilla-tostada no le dicen nada. Interesante experiencia la de conocer otra presentación más de nuestro maicito, pero salvo una experiencia ocasional no me muero por volver a comerla.
hahahhaaha once i had one, well not really, i did try it, bit it twice and was done with it.